Sobre la base de lo que arrojó el primer tiempo del partido entre River y Palmeiras por los cuartos de final de la Copa Libertadores de América, está claro que no puede ganar comprando la historia.
Cuando hace un poco más de un año River decidió echar a Demichelis para intentar ganar la Copa Libertadores contratando a Gallardo, se aferró a los recuerdos de hace más de seis años. Y no resultó.
Si hace un año la estrategia no había surgido efecto, era previsible que el mismo método pudiese volver a fallar, cuando los jugadores del equipo tienen un año más biológico encima. River fue un equipo lento, que perdió en las pelotas divididas ante un vertiginoso Palmeiras que demostró jugar a otro ritmo.
Con más juventud y técnica, el equipo brasileño pasó por arriba al recuerdo del viejo León de Gallardo del 2018, que apenas después de los 30 minutos pudo pasar la mitad de la cancha.
Con jugadores muy grandes como Armani, Enzo Pérez, Nacho Fernández o hasta el propio Acuña, el equipo Millonario llegaba tarde y perdía en la presión. Para colmo marcó mal en los corners y a un insólito y tempranero del Palmeiras le siguió otro que vino de una pérdida de Acuña en un lateral y una resolución letal del equipo visitante.
Armani fue una de las figuras en el primer tiempo y el arquero del conjunto brasileño casi no intervino en el juego. Una clara postal de quien llevó las riendas de un partido, que tuvo a Enzo Pérez corriendo atrás de los rivales y cometiendo faltas por la importancia de no poder llegar a la marca.
En el complemento, sin embargo, se conjugaron dos factores que le permitieron a River dejar encendida una luz de esperanza para la revancha: por un lado, los brasileños empezaron a regular los tiempos y las energías y se confiaron por la ventaja que habían sacado en el primer tiempo. Por otro lado, River creció con los cambios, más con empuje que con juego y definición.
Con poco le alcanzó para ponerse a tiro sobre el final del partido a través de una definición Martínez Quarta.
Los ingresos de Quintero por Enzo Pérez y de Colidio por Nacho Fernández equilibraron la abismal diferencia física que había entre los dos equipos en el primer tiempo y entre el cansancio y el desgaste de algunos jugadores del Palmeiras más la frescura que aportaron los cambios en el Millonario se equipararon las acciones.
Si bien el resultado final reflejó más lo que ocurrió en el segundo tiempo, el panorama sigue siendo complicado para el equipo de Gallardo que la semana que viene deberá imponerse nada menos que de visitante para forzar los penales o la clasificación directa.
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