Matías Ozorio y Tony Janzen Valverde Victoriano (Pequeño J), los dos capturados en Perú y señalados en el caso por el triple crimen narco en Florencio Varela, vendrán a la Argentina para ser juzgados, pero en diferentes fechas debido a su situación en Perú.
Ozorio (28) fue el primero de los detenidos en Lima el martes por la mañana, aunque las autoridades no dieron a conocer la noticia hasta horas más tarde debido a que seguían los pasos de “Pequeño J”, con quien Ozorio se iba a reunir en la plaza Parque Lima, en la ciudad Los Olivos Metro Izaguirre.
Ambos llegaron al país incaico la semana pasada tras ingresar de manera ilegal. Fueron días donde los dos se refugiaron y ocultaron, pero la intervención del celular de Valverde Victoriano fue la clave para conocer la ruta de su recorrido.
Pese a que los dos fueron capturados el mismo día y en Lima, la llegada de “Pequeño J” a la Argentina podría tardar desde semanas hasta meses. Esto se debe a que Valverde Victoriano tiene que se extraditado, mientras que Ozorio solo debía ser expulsado de Perú, trámite que se oficializó.
Las dos gestiones ya fueron solicitadas por las autoridades nacionales, sobre todo la de “Pequeño J” que, a sabiendas de la tardanza, se había pedido antes de su captura el inicio de la extradición.
Ahora, solo resta saber si desde Perú agilizarán el expediente para que la llegada del acusado de ser el idóneo y autor de los asesinatos de Brenda Del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, ocurra lo antes posible.
Las palabras del acusado
Tras ser capturado en Perú en un espectacular operativo, “Pequeño J” rompió el silencio y negó ser el autor del brutal triple crimen. Al llegar a Lima, fuertemente custodiado por la Policía, el joven de 20 años miró a las cámaras y se despegó de las acusaciones: “Me echaron la culpa nomás, nosotros no matamos a nadie”.
Valverde Victoriano fue atrapado mientras intentaba escapar escondido en un camión que se dirigía al sur de la capital peruana. Sobre él pesaba un pedido de captura internacional por ser considerado el cerebro de la masacre.
“Hay que encontrar al culpable, yo no tuve nada que ver”, agregó el joven narco, quien es señalado por los investigadores como un sicario “extremadamente sanguinario”.
La detención se logró gracias a un operativo conjunto entre fuerzas de seguridad de la provincia de Buenos Aires y la Policía Nacional de Perú, que seguían sus pasos desde que se fugó de Argentina.
El apodo “Pequeño J” proviene de su padre, Janhzen Valverde, un integrante de una banda criminal que fue asesinado en 2018 en Perú en un ajuste de cuentas. Tony creció en ese entorno de violencia y códigos narco, y es descripto por los investigadores como un delincuente “brutal y sin límites”.
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