En el marco de la causa en la que se investiga el triple femicidio de Morena Verdi, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez ocurrido días atrás en Florencio Varela, una de las nueve personas detenidas por el caso prestó declaración ante el fiscal y su testimonio podría provocar un nuevo giro en la pesquisa.
Se trata de Celeste Magalí González Guerrero, de 28 años, quien rompió el silencio y se presentó ante Adrián Rivas para ampliar su versión de los hechos. Entre otras cosas, la mujer que vivía en la casa donde se llevaron a cabo los estremecedores asesinatos manifestó que “Matías me contó que a Julio alguien, que no sé quién es, le pagó un millón de dólares por lo que hicieron”.
La referencia es hacia Matías Agustín Ozorio, otro de los detenidos, y presuntamente cuando mencionó a “Julio” hablaba del supuesto narco conocido como “Pequeño J”, el joven que hasta ahora está sindicado como teórico autor intelectual de los homicidios y preso en Perú a la espera de que se resuelva su extradición.
En ese marco, el fiscal le preguntó a Guerrero si conocía los motivos por los que mataron a las chicas, la sospechosa afirmó que se debía a que “le robaron 30 kilos de cocaína al Duro. Dos de las chicas fueron, sé que una era Brenda, pero la otra no sé quién fue. Aunque creo que la de 15 años no tenía nada que ver. Duro estaba por encima de Julio, era el que le daba órdenes”.
Reconoció a los acusados
Al momento en el que le mostraron las fotos de los acusados, la mujer identificó a Víctor Sotacuro Lázaro como “El Duro” y, a su vez, aseguró que Tony Janzen Valverde Victoriano (Pequeño J) se refería a él como su tío. Además, la detenida confesó que ella y su pareja, Miguel Ángel Villanueva Silva, vendían droga para la organización narcocriminal. Según detalló en su declaración, “Ozorio me traía el producto entre 100 o 120 envoltorios, que valían $10.000 cada uno”. Además, amplió que la “transacción” se hacía en la calle y los “clientes” hacían transferencia de dinero para llevarse la “mercadería”.
En tanto que, en relación a las víctimas, la mujer sostuvo que “sé que a las chicas que llevó a mi casa las conocía de antes porque (Julio) dijo que eran amigas y que no podían ir a su departamento porque estaba en remodelación”. Incluso, añadió que “las chicas bajaron sonrientes, se las veía como engañadas que venían a una fiesta”.
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