A dos años de la entrada en vigencia del DNU 70/2023, que desreguló por completo el mercado inmobiliario, el acceso a la vivienda en alquiler se convirtió en una carrera perdida para amplios sectores de la sociedad. Mientras los precios de los alquileres duplicaron a la inflación, los ingresos quedaron muy por detrás, con un salario mínimo que ya no alcanza ni para cubrir la mitad de un alquiler promedio.
Los datos oficiales difundidos esta semana confirmaron la profundización de la brecha. En noviembre, los alquileres registraron un aumento interanual del 77,7%, más del doble de la inflación general, que fue del 31,4%, según el INDEC. El impacto se siente con fuerza en un contexto de ingresos deteriorados y salarios mínimos congelados durante meses por decisión del Gobierno nacional.
Alquileres que corren muy por delante de la inflación
La derogación de la Ley Nacional de Alquileres fue uno de los ejes centrales del DNU 70/2023. Desde entonces, los contratos comenzaron a ajustarse por encima de la inflación, con actualizaciones trimestrales y expensas que se duplicaron, pasando de representar alrededor del 10% al 25% del ingreso mensual de los hogares inquilinos.
Las cifras muestran que el fenómeno se repite en todo el país. En el Gran Buenos Aires, los alquileres subieron 66,8% en lo que va del año, frente a una inflación del 28,2%. En la Región Pampeana, el aumento fue del 77,4% contra 27,8%; en el Noreste alcanzó el 93,7%, en el Noroeste trepó al 103,5% y en la Patagonia llegó al 113,8%, muy por encima del alza general de precios.
“Desde la eliminación de la ley de alquileres, los precios avanzan muy por encima de la inflación, generando una renta extraordinaria para los rentistas y una crisis social y habitacional cada vez más grave para los inquilinos”, advirtieron desde Inquilinos Agrupados.
El salario mínimo no alcanza ni para un monoambiente
El deterioro del poder adquisitivo es la otra cara del problema. El salario mínimo, que el Gobierno de Javier Milei mantuvo congelado en $322.000 durante varios meses, hoy apenas cubre el 64% del alquiler de un monoambiente promedio, sin contemplar expensas. En términos reales, el retroceso supera el 35%, llevando al ingreso mínimo a su nivel más bajo en tres décadas.
Un relevamiento del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) mostró que en la Ciudad de Buenos Aires, la mediana de alquiler de un departamento de un ambiente se ubicó en $500.000 en noviembre. Para dos ambientes escaló a $650.000 y para tres a $850.000, con aumentos mensuales muy superiores a la inflación.
“En CABA, los altos precios impiden a gran parte de la población alquilar siquiera un monoambiente medio, empujándolos hacia zonas con menor infraestructura y servicios”, señalaron desde el CESO.
En Rosario, el panorama no es mejor: los monoambientes se ubicaron en $320.000, los dos ambientes en $400.000 y los tres en $550.000, con subas interanuales que también superaron ampliamente la inflación.
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