La emblemática figura de la televisión argentina, Susana Giménez, atraviesa un período de gran tensión personal. Desde su fastuosa residencia en Punta del Este, la diva se encuentra abocada a la recuperación de su hija, Mercedes Sarrabayrouse, mientras lidia con un fuerte distanciamiento con su nieta, Lucía Celasco.
Intrusos (América TV) reveló en su última emisión que la conductora está sumida en la preocupación por su hija, quien enfrenta una postcirugía más compleja de lo esperado. Según el periodista uruguayo Gustavo Descalzi, Mercedes experimentó dolores intensos debido a la intervención quirúrgica, lo que alargará su recuperación al menos hasta fines de marzo.
Pero no es solo la salud de su hija lo que mantiene a Susana en un estado de inquietud. En el ámbito laboral, su regreso a la pantalla de Telefe aún es incierto. Descalzi aseguró que la diva no quedó conforme con las propuestas de entretenimiento que le acercó el canal, aunque aún está en discusión la posibilidad de realizar un ciclo de entrevistas con figuras internacionales de renombre.
En medio de este contexto, lo que terminó de colmar la paciencia de la conductora fue la actitud de su nieta, Lucía Celasco. La joven, que actualmente reside en Miami, no viajó a Uruguay ni para asistir al cumpleaños de su abuela ni para acompañar a su madre en este difícil momento.
Fuentes cercanas revelaron que Susana tenía reservados dos lugares en su mesa esperando la llegada de Lucía y su pareja, pero a último momento recibió la excusa de que su vuelo se había retrasado. Este desaire se sumó a la aparente indiferencia de su nieta respecto a la operación de Mercedes, lo que generó un profundo malestar en la conductora.
"No deja de ser una intervención importante y un tema que preocupa", subrayó Descalzi al detallar las razones del enojo de la diva, quien decidió refugiarse en su exclusiva estancia uruguaya La Mary, alejada del bullicio y las polémicas mediáticas.
