Leonardo da Vinci fue, según algunos autores, uno de los artistas más importantes de la Historia del Arte.
Junto a Rafael Sanzio, Miguel Ángel Buonarroti y Tiziano, es uno de los mayores exponentes del Alto Renacimiento Italiano.
Al mismo tiempo, fue un personaje multifacético y difícil de caracterizar. Tenía una inmensa curiosidad que
lo llevó a abordar todos los fenómenos de la realidad con una mirada analítica. Además, concebía la pintura
como la disciplina que sintetizaba todas las áreas del conocimiento por lo que antes de iniciar una obra
realizaba exhaustivas investigaciones, solo así podía captar su esencia.
Por eso, realizó investigaciones en matemática y geometría, anatomía, en
los procesos geológicos y geográficos, en botánica y, en fin, en todo lo referente al mundo natural.
Sin embargo, sus estudios fueron discontinuos y desordenados, lo mismo que su actividad artística.
Leonardo da Vinci es un personaje muy complejo sobre el que se han escrito infinidad de libros, estudios y monografías. Mientras aún vivía, ya fue considerado como un ser excepcional, dotado de una inteligencia fuera de lo común y así se lo continuó estudiando. En general, la historia lo ha transformado en una especie de mito. Lo cierto es que su pensamiento fue muy original y novedoso para la época y muy moderno a nuestros ojos en la actualidad, lo que hace su personalidad muy atractiva.
Concebía el arte como la más elevada forma de conocimiento y creía que, lo mismo que la ciencia, debía entenderse como una forma de pensamiento creativo. La mayoría de las investigaciones científicas que realizó tenían como finalidad ayudarlo a transmitir la verdadera naturaleza de las cosas a través de la p
Leonardo creía que el arte era el mejor medio para comunicar un conocimiento verdadero a los espectadores,
pero para lograr ese objetivo, el artista debía conocer en profundidad los elementos representados, porque podemos encontrar cientos de dibujos anatómicos basados en sus disecciones de cadáveres; estudios de la figura humana y de la personalidad analizando el modo en que el carácter se manifiesta en rasgos físicos de las personas comunes.
También dejó diseños de máquinas imposibles, pero ingeniosas; análisis de las formaciones geológicas y del curso de los ríos; deducciones sobre las relaciones entre los elementos y conjeturas sobre el funcionamiento del mundo.
En sus folios, escritos de derecha a izquierda en idioma toscano (los hombres de ciencias de la época escribían en latín), podemos encontrar cientos de dibujos anatómicos basados en sus disecciones de cadáveres; estudios de la figura humana y de la personalidad analizando el modo en que el carácter se manifiesta en rasgos físicos de las personas comunes.
Esos escritos, fueron heredados por su último discípulo y amigo Francesco Melzi, se dispersaron después de la muerte de este.
Años después, algunos volvieron a reunirse y en la actualidad pertenecen a varias colecciones institucionales y privadas.
Vivió solo para el arte y la ciencia, como si quisiera descubrir el misterio de todas las cosas y su obra completa es una especie de interrogante abierto más que un sistema cerrado de conocimiento o producción artístico.
Sus pinturas se caracterizan por cierto enigma que nunca termina de resolverse.
La obra de Leonardo es poco numerosa, además de las famosísimas Gioconda (o Mona Lisa) y Última cena, se pueden mencionar:
La Virgen de las rocas, 1483-1486, óleo sobre tabla,
Santa Ana con la Virgen y el Niño, ca. 1503, óleo sobre tabla
La dama del armiño, ca. 1503, óleo y temple sobre tabla
Hombre de Vitrubio, 1492, tinta sobre papel, dibujo y notas anatómicas sobre las proporciones ideales del cuerpo humano.
Murió en Amboise, en el castillo de Cloix, el 2 de mayo de 1519, pocos días después de cumplir 67 años.
No se conoce la causa, aunque se sospecha que podría haber sufrido un ACV.
Fue enterrado en la iglesia de San Florentino, pero sus restos se perdieron en el siglo XVI cuando la iglesia fue profanada
durante las guerras de religión.