La biodiversidad, o diversidad biológica, es una red vital, resultado de miles de millones de años de evolución, procesos naturales y la influencia de los seres humanos.
La protección de la biodiversidad es un tema de interés, e importancia, en todo el Planeta en tanto los recursos biológicos son los pilares que sustentan a la población mundial.
La pérdida de esta diversidad amenaza, entre otros servicios, al suministro de alimentos, de energía, y también nuestras posibilidades de recreación.
En el año 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 22 de mayo como Día Internacional de la Diversidad Biológica
para conmemorar la fecha en que se aprobó el Convenio sobre Diversidad Biológica (celebrado en 1992) dicho convenio tiene entre sus objetivos
la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que
se deriven de la utilización de los recursos genéticos, mediante, entre otras cosas, un acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada
de las tecnologías pertinentes, teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y esas tecnologías.
La conservación de la biodiversidad en la Tierra resulta fundamental para un desarrollo equilibrado que no afecte la naturaleza y satisfaga las demandas
alimentarias y de salud que la población mundial necesita.
Por otro lado, su conservación también garantiza la calidad de vida de las generaciones futuras, de manera que los Estados firmantes,
se comprometen a desarrollar actividades acordes a los cuidados y conservación de la biodiversidad.
Esta celebración nace como un recordatorio necesario para detener la pérdida de la naturaleza.
En un mundo en el que el 75 por ciento de la superficie terrestre ha sido modificado por el hombre, así como el 66% de los mares,
este recordatorio es un aviso urgente para la humanidad.
En el 2022 se pautaron medidas y metas para detener y revertir la pérdida de la naturaleza, desde ese momento y hasta el 2050.
Reconstruir en lo posible, la biodiversidad perdida por la invasión del hombre en la naturaleza.
Teniendo en cuenta que el ser humano tiene la obligación de preservar el mundo en que vive, las condiciones naturales de su hábitat,
y las actividades productivas que provengan de prácticas sostenibles.
También se procuran financiamientos para los programas que se creen en torno a esta protección.
Una gran vía para lograr esa meta es es hacer cambios en los hábitos de consumo.
Estas son algunas ideas:
Busca productos que se hayan producido de manera orgánica, sin pesticidas y con un mínimo de conservadores o agentes químicos como colorantes o saborizantes artificiales.
No consumas prendas de cuero.
Cuida el agua. (en tu ducha diaria, en el lavado de ropa y platos, en la desinfección verduras utilizando un bowl y gotas de cloro, esa agua puedes reutilizarla para lavar los baños o el patio.
Recolecta agua de lluvia para regar tus plantas de interior.
No maltrates indiscriminadamente las plantas ni los árboles.
Consume cosas locales: no busques comida exótica ni que venga del otro lado del mundo, ya que esto implica viajes contaminantes en aviones y barcos.
Si puedes, reforesta.
Si ves un incendio, avisa de inmediato a los bomberos.
No des comida a los animales de los parques, porque se acostumbran a recibir alimento y se olvidan de sus funciones en el ciclo de la diversidad.
No tires basura y participa en las campañas de limpieza que regularmente hacen los voluntariados en parques, ríos y playas.
Si vas a sembrar árboles y plantas, cuida que sean nativos de tu zona.
No introduzcas especies animales o vegetales ajenas a tu ecosistema.
Evita marcar y dañar las maravillas naturales y culturales que visitas.
Viaja sin dejar huella: no traigas ni lleves nada a los lugares a donde viajes.
Estas son algunas ideas para cuidar el planeta y la biodiversidad.