El periodista Gabriel Levinas, amigo de Jorge Lanata, contó en una entrevista para la revista Hola! sobre sus visitas a Jorge Lanata mientras estaba internado en la clínica Santa Catalina, la residencia en la que se trató antes de que se complique su estado de salud y fuera trasladado al Hospital Italiano.
“A Jorge lo visité en cuatro ocasiones en la clínica Santa Catalina, antes de las últimas cirugías que le hicieron en el Hospital Italiano. Una vez tuve que agarrarle la mano porque se quería arrancar las sondas, los cables… La medicación lo confundía. Estaba cansado y es lógico: es mucho tiempo de internación. Pero su cabeza funciona bien”, contó Levinas.
Para el periodista, no hay dudas de que su amigo va a mejorar. “Lanata va a salir de esta, va a sobrevivir una vez más. Hablé con un neurólogo que me explicó cómo diferenciar un daño cerebral irreversible de una neuropatía producida por la medicación, porque es lógico que un paciente medicado o con una infección se pierda un poco. Me dijo: ‘Si el tipo puede mantener con vos una conversación coherente por media hora, no hay daño permanente’. Y yo mantuve con Jorge una conversación de una hora y media en la que él estuvo absolutamente ubicado en tiempo y espacio”.
Además, contó un dato que llamó la atención sobre la fuerte interna familiar que atraviesa a las mujeres de Lanata: “Pensé que él no era consciente de lo que pasaba entre las mujeres, pero en un momento me dijo: ‘Qué lío hay afuera’ y me hizo un par de preguntas. Le dije que es algo que él mismo tendrá que arreglar cuando salga del hospital. No me voy a meter en ese asunto ni voy a opinar ni le voy a contar nada”.
Además, reveló qué le dijo para animarlo a reponerse: “Le dije: ‘Escuchame una cosa: tenés diez años menos que yo y siempre imaginé que el día en que me muriera ibas a hablar en mi funeral. No te podés morir antes que yo, tenés que escribir mi obituario’. Se mató de risa. Hablamos de política nacional, de Oriente Medio, de todo. Y él sabía todo lo que pasaba...”.