Un comerciante de 14 entre 38 y 39 se sumó a la larga lista de damnificados por el infierno de los robos bajo la oscuridad de la noche. Fue amordazado y maniatado por tres ladrones. Escaparon con un millonario botín
A la hora que se enciende el delito, cerca de las 03.00, cuando el sueño se torna más profundo, un comerciante de 74 años vivió el peor momento de su vida. Pasó en una vivienda situada en la calle 14 entre 38 y 39, a la que ingresaron tres delincuentes.
En ese instante de terror, uno de los intrusos, corpulento y tez morena, que llevaba una remera negra y guantes de látex en sus manos, le tapó la boca y le dijo: “Dame la plata, a vos te entregaron. Así que cantá dónde la tenés”.
Acto seguido, otro de los ladrones sacó una bufanda de un placard, con la que le sujetaron los pies. Después, con unas medias, hicieron lo propio con sus manos.
En esas circunstancias, con el dueño de la propiedad totalmente inmovilizado, empezó la tarea de análisis del lugar. Todo quedó patas para arriba, dado vuelta. Y las amenazas nunca aflojaron.
El hombre ya sabía que estaba perdido. Que sus ahorros, lo que seguramente mucho esfuerzo y trabajo le costaron, se iban a esfumar con los asaltantes.
Fuentes con acceso a la causa le contaron a este diario que “encontraron una con tres millones y medio de pesos argentinos, que se correspondían a la recaudación de una distribuidora de alimentos balanceados”.
Como no se dieron por satisfechos, incrementaron el nivel de violencia. Fue al un elemento punzante en el cuello. Querían dólares. Por eso siguieron revisando absolutamente cada rincón del domicilio, hasta que ubicaron otros cinco millones de pesos. Ahí sí consideraron cumplida la tarea.
Se supo que el damnificado, al no escuchar más ruidos, comenzó a desatarse y, al salir del dormitorio, pudo observar que los sujetos habían entrado por una ventana tipo ventiluz.
Cómo hizo para salir por ese espacio quien pareció liderar el golpe, de 1,80 metros y tamaño corporal, es un gran misterio.
Los ladrones también se llevaron el título de propiedad de un VW modelo High Up y el título de propiedad de un galpón de la calle 122 entre 77 y 78, en Berisso, y otro de un campo sobre ruta 11.
En una nota sobre esta cuestión, el psicólogo Alberto Sánchez destacó que el descanso tiene 5 etapas y la última es la llamada fase REM, que es cuando soñamos. “Cuando pasan estas cosas, a las personas que lo padecen no solo hay que atenderlas en la emergencia sino en el después. Esto no es gratis. Genera un trauma”, dijo.
“Muchos hasta tienen pesadillas intensas durante un buen tiempo. Deben recibir tratamiento, asistencia, porque además pueden sufrir de insomnio y otras patologías, que complican el buen descanso. Por ejemplo, la agorafobia, que es un tipo de trastorno de ansiedad, que implica tener miedo de salir de nuestras casas”, destacó.
“Mi criterio es que el horario de estos hechos no es casual. Hay algo pensado detrás”, concluyó.
Son muchos los casos que se informan desde estas páginas con ocurrencia dentro del rango horario mencionado. Minutos más, minutos menos, siempre alrededor de las tres. Si bien se puede decir que la nocturnidad es aliada del delito, que muchas bandas se mueven al amparo de la noche, donde bajan los controles policiales y los sistemas de alerta, también es claro que los delincuentes buscan golpear cuando los vecinos están totalmente desprevenidos.
En ese alarmante contexto, no se puede hablar de casualidad.
FUENTE Diario El Dia de La Plata